Durante su carrera profesional, un Interim Manager ha experimentado situaciones de muchas clases en empresas culturalmente muy diferentes. Sabemos que no existe ni la empresa ni la cultura empresarial perfecta. Cada empresa es única.  Esta experiencia hace que al entrar en un nuevo proyecto,  lo haga sin prejuicios y se centre de manera objetiva en la misión que le ha sido encomendada.

La actuación del Interim Manager dentro de la empresa no tiene secretos con la parte contratante, compartiendo cualquier información relevante con ellos. Se trata de una relación de confianza entre las partes.

Desde el momento cero, el Interim está comprometido al 100% con el proyecto encomendado y con la empresa. Trabajar desde dentro de manera ejecutiva hace que el IM asuma una gran responsabilidad que hace que se  involucre completamente para alcanzar la misión establecida.

El Interim se esfuerza en primer lugar, en conocer la cultura de la empresa para facilitar su integración en la misma.  De esta manera, como un miembro del equipo directivo más, se facilita el trabajo dentro de la empresa lo que favorece la consecución de los objetivos planteados.

La experiencia en diferentes empresas, sectores y puestos hacen que un Interim sepa abstraerse y ver cualquier problema desde una perspectiva mucho más amplia, lo que ayuda mucho a focalizar en su solución.

El Interim Manager desde el principio de la negociación, antes de su incorporación, escucha y comprende a su cliente. Esto hace que se focalice desde el mismo momento de la presentación del proyecto, y de esta manera, la misión se desarrollará de una manera más clara y concisa.